Este era un Desafío que tenía pendiente desde hace un año. En Mayo de 2005, tuve la suerte de descubrir un reto de los que hacen afición. La gente de las Rías Altas, se marcaron como objetivo empezar un proyecto interesante para dar a conocer sus lugares maravillosos y potenciar unos paisajes para algunos desconocidos. Eligieron el ciclismo y nos animaron a todos a participar en el Desafío del Atlántico.
La Vuelta a España ya lo había exalzado un año atrás para los profesionales y millones de espectadores que se quedaron maravillados con las impresionantes imágenes y mejores rampas del lugar.
El mirador do Ezaro quedará para la historia del ciclismo y dentro de muchos años será lugar de peregrinaje para muchos que han visto a Purito y Contador subir a marchas forzadas por sus rampas de desniveles brutales.
Personalmente, es un lugar que me encanta. Cada año intento volver, aunque sea de visita.
Desde aquel año en que conocí un lugar desconocido cerca de casa, o no tan cerca, gracias a los amigos de Galicia Maxica y CAR Marisqueiro, que me animaron a participar en un trail, que organizaban en el pueblo de al lado y que recorría el Monte Pindo. Las vistas eran impresionantes y no me quedaba otra que subir con el coche hasta la cascada. Allí, me quedé maravillado con las rampas que se veían desde el mar y que parecía un mirador en su alto. Sorprendido, cogí el coche, y para arriba. Flipante. Maravillado. Alucinado, con aquellas rampas y me dije que volvería con la bici para intentarlo.
Cosas que tiene la vida, al año siguiente se hizo una prueba que culminaba con la subida al Mirador do Ezaro. Así que no podía faltar. Fuimos en equipo y, aunque el tiempo fue duro con lluvia en la primera parte del recorrido, al final salió algún rayo de sol, al llegar al Mirador. La pena fue, que una inoportuna caída, hiciese que fuera imposible subir en bici, ya que el cambio no me iba y en piñón pequeño era una temeridad. Esos retos hay que acabarlos y, ni corto ni perezoso, conseguí unas zapas y subí corriendo hasta la meta.
Reto conseguido pero me prometí a mi mismo que volvería a intentarlo.
Este 07 de Junio de 2014, era la fecha elegida. El tiempo era malísimo. Se preveía algo de lluvia y mucho viento para las horas de la prueba. Pero daba igual. Había que volver a intentarlo. 450 locos salíamos a las 10:30 para hacer un recorrido por los alrededores y volver, después de 115kms al mismo punto, para hacer la subida.
Los primeros kms, fueron cómodos. El viento existía pero en grupo se llevaba bastante bien. 30kms a buen ritmo en pelotón. Llegando a Muxía empezó la primera tromba de agua. Nos vino bien, el avituallamiento que nos tenía preparado la organización en la lonja cubierta de Muxía.
Había que seguir. Del 36 a 60 se me hicieron durísimos los kms, intentando seguir a Juan y al grupo donde íbamos que, la verdad era muy bueno. Pero las fuerzas empezaban a flaquear y decidí bajar el ritmo. Mala decisión, porque me quedé absolutamente sólo, luchando contra el viento, la tremenda lluvia y los rayos y truenos que nos acompañaban hacia Ezaro.
Una sopita caliente y un gel en el km75 me vinieron de perlas para tratar de llegar hasta los molinos de Carnota. A partir de ahí, bajada pronunciada y en grupeta hasta las faldas el Ezaro.
Una sopita caliente y un gel en el km75 me vinieron de perlas para tratar de llegar hasta los molinos de Carnota. A partir de ahí, bajada pronunciada y en grupeta hasta las faldas el Ezaro.
Ahora venía lo más difícil. Tocaba hacer 2kms brutales a cojones. Así fue. Metí todo el desarrollo que llevaba. 34x28 y para arriba. Las primeras rampas son duras pero las llevaba bien. Al llegar a la rampa del 21% me veía que podía conseguirlo, aunque quedaba lo peor. En ese momento, veo el muro de hormigón del 30%. Juan me había dicho que lo cogiera por fuera y con toda la fuerza que llevara. Así lo hice. Y lo pasé, sorprendentemente mejor de lo que esperaba. Ahora ya no quedaba nada. ¡Y una mierda! 450mts brutales con lluvia a raudales para llegar a una meta descafeinada por el fuertísimo viento.
Lo conseguí. Reto superado. Para el recuerdo quedará la medalla que me dieron por llegar a la cima en un tiempo bastante discreto de 17min pero es lo que hay. Demostrando la brutalidad de los 1.800mts del Alto.
Y si, no volveré más.
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