Estas dos últimas semanas fueron de desconexión total. El cuerpo y la mente siempre necesitan un descanso y aproveché las vacaciones para recuperar fuerzas y no correr absolutamente nada. Y la bici enganchada en el trastero.
Eso si. Me llevé el neopreno, las gafas y mis queridos tapones, para nadar a orillas del estrecho de Gibraltar.
Un lujo para los sentidos.
Empezamos agosto a pleno rendimiento y con nuevos objetivos.
Go, Go, Go.